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Las tendencias, tanto en las principales corrientes psicológicas como en las técnicas utilizadas para el autoconocimiento y gestión de las emociones en diversas disciplinas, como el Mindfullness, han ido orientadas siempre a poder paliar las sensaciones y emociones negativas que se despiertan ante nuestras propias experiencias en la vida.

La línea de actuación llevada a cabo ha sido siempre muy parecida, teniendo como objetivo erradicar los síntomas y reconducir la situación. La gran labor de estas disciplinas choca, en muchas ocasiones, con situaciones donde solo logran una anestesia ante la angustia que producen ciertas experiencias vividas. En este intento de adaptación se consigue normalizar una situación dolorosa, bajando la intensidad de las emociones que se consideran negativas en la persona. Al actuar de este modo, obviamos incidir sobre la causa que las produce y nos centramos en actuar de manera paliativa.

En otras ocasiones sí se puede llegar a alguna de las causas concretas que provocan dichas limitaciones y se actúa sobre ellas, aunque no se dispone de herramientas efectivas para llegar al fondo y modificarla. Es decir, no se ha encontrado una fórmula que ayude a producir un aprendizaje real de la situación sufrida para transformar el conflicto en un aprendizaje, con la consiguiente resolución del problema. De este modo, la persona no acaba de liberarse de sus conflictos.

Disponemos de una herramienta para complementar los diferentes métodos existentes, llamada Educación Emocional Jaume Campos. Con ella, abordamos los conflictos emocionales desde un punto de vista muy novedoso e interesante, donde la persona parte de las emociones que le bloquean, sin anestesiarlas. Esto genera un punto de referencia en la persona que le permite saber dónde se encuentra (ubicación emocional), y así́ permitir un aprendizaje de la situación vivida que no se resolvió́:

«¿Por qué habría de huir de mi realidad? Si no me encuentro bien, debo partir de ahí́, para ver qué tengo que aprender de eso que siento. No tiene ningún sentido tratar de estar bien a toda costa».

Podemos decir, tras una larga trayectoria profesional ayudando a personas a mejorar su salud emocional, que esta forma de afrontar el problema permite a la persona tener herramientas para gestionar, es decir, disponer de los recursos necesarios para hacer frente a las distintas situaciones que están enquistadas durante muchos años y la persona no ha podido resolver. Dicho de otra forma, evitamos anestesiar las emociones y los sentimientos dolorosos, para conducir a la raíz del problema y tener la posibilidad de poder aprender de dichos conflictos.

La Educación Emocional Jaume Campos supone un cambio drástico en esta visión de un conflicto emocional, generando y fomentando el proceso de aprendizaje, mediante el descubrimiento guiado, y partiendo de los propios conflictos personales en el consultante.

Cualquier acción educativa que, como esta, genera una visión tan novedosa, provechosa y contrastada, que merece la pena ser puesta en conocimiento del público para poder ser aplicada y difundida, tanto por su sencillez como por su coherencia. Debería ser objeto de estudio de los profesionales que se encargan de la gestión de proyectos y que deben relacionarse con diferentes equipos de trabajo en los cuales se generan conflictos que pueden resolverse con una buena gestión emocional; y que, según las propias palabras de Jaume Campos, sería «la gran asignatura pendiente del ser humano».

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